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CONTRAPUNTEO

Desde el fondo del mar:Patria o Muerte

Por: Belkis Vidal .

 belkis@telecubanacan.icrt.cu

Las mohosas tablas del espigón Linares del municipio de Caibarién fueron cómplice de aquella madrugada del 9 de enero de 1961.Fueron ellas quienes en la quietud de la noche vieron zarpar al pesquero “El Pensativo”.

Cuatro hombres, comandados por el agente de seguridad cubana Tony Santiago a bordo de una pequeña embarcación partieron rumbo a la gloria. Tenían la misión de interceptar un barco enemigo que traía a Cuba armas para la contrarrevolución interna.

Pero, los  días pasaron y no había señales del destino del Pensativo .El viejo muelle

aguardaba ansioso el regreso de sus hijos. Poco a poco, el silencio y la incertidumbre invadieron  la realidad; algo había pasado.

El recalo de restos  del barco apuntaron a una tragedia; aunque solo las oscuras aguas del viejo canal de las Bahamas guardan la verdadera versión de esta desgracia.

Tres años después, en un bar de la cuidad de Miami, gracias a la labor de los órganos de seguridad cubana, la verdad salió del anonimato .Bajo los efectos del alcohol el apatriada Antonio Pérez Quezada (Antoñico el isleño), confesó su abominable crimen.

Según este mercenario le dispararon sin parar a la embarcación hasta que el casco se partió en dos, obligando a los cuatro cubanos a tirarse al agua .En su confesión espetó que durante su labor de piratería nunca había encontrado tanta resistencia, como en los hombres de Tony Santiago.

Ante la inesperada lluvia de plomo, las aguas del golfo se tiñeron de rojo y el mar se tragó para siempre los cuerpos de Antonio (Tony) Santiago García, Lisandro Sánchez Nieto, Francisco Pequeño Saéz y Juan Bautista Hernández Roig. Nuevas víctimas cobraba a Cuba la política genocida del gobierno de Estados Unidos durante los primeros años de la Revolución.

Sin embargo, ni el mar, ni el odio de un imperio pudieron matar las convicciones de aquellos humildes hombres, que un día partieron del viejo espigón de Linares rumbo a la eternidad.

Cincuenta  años después de aquel crimen, aún entre las olas del litoral caibarienense se escucha el eco de las últimas palabras de la tripulación del Pensativo, que casi moribunda y poco antes de sumergirse gritaba: Patria o Muerte.

 

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