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CONTRAPUNTEO

Tratamiento del Parkinson: “Cuba no ofrece milagros, sino medicina”

Tratamiento del Parkinson: “Cuba no ofrece milagros, sino medicina” Varios escritores mexicanos que no podían continuar su obra han vuelto a hacerlo, a partir de tratamientos que han recibido contra la enfermedad de Parkinson en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) en Cuba, a través de métodos quirúrgicos de mínima invasión.

Los cantantes Lucha Villa y Alberto Cortéz también recurrieron a este centro cubano. Él para recuperar la fuerza de su mano izquierda, después de pasar por un infarto cerebral al término de una intervención quirúrgica. El tratamiento que recibió y su recuperación le hizo titular a esta clínica como “los pabellones de la esperanza”.
Lucha Villa a su vez, tuvo un paro cardíaco durante una operación de liposucción, que la mantuvo en estado de coma en México. Viajó a Cuba y después de algún tiempo presentó un “mejoramiento notable” de las capacidades neurológicas perdidas, como la memoria, concentración, pensamiento y uso del lenguaje.

Al menos 60 publicaciones internacionales avalan las investigaciones científicas del Ciren, y este ha sido reconocido por facilitar el tratamiento más eficaz frente a la enfermedad de Parkinson. De igual modo, las personas que sufren un infarto cerebral pueden ser curadas con cirugía utilizando células madre de su médula ósea.

La técnica consiste en ubicar milimétricamente la zona dañada y colocar a su alrededor células madre de la médula ósea para que se encargue de regenerar la zona afectada y restituir funciones con un grado bastante satisfactorio para la calidad de vida del paciente.

Fusión México-Cuba

Esta institución,considerada como líder mundial en la restauración neurológica, ha trabajado desde hace más de una década en estrecho vínculo con México, y fue precisamente con la colaboración de los científicos René Druker Colín e Ignacio Madrazo Navarro, que se realizó el primer trasplante neural en un enfermo cubano de Parkinson, procedimiento que significó un avance fundamental en la medicina.

Al año siguiente nació el Ciren, al que acuden enfermos de Parkinson, Alzheimer, parálisis cerebral, con secuelas sicomotrices por derrames, tumores, accidentes automovilísticos, balazos, caídas y una larga lista de trastornos neurológicos.

También atienden autismo, traumas craneales, lesiones cerebrales, esclerosis múltiple y se realizan trasplantes neurales en el mal de Parkinson.

Desde hace más de dos décadas, el Ciren coopera con México a través de instituciones como el Cinestav y la Universidad Veracruzana para llevar algunas de esas investigaciones a nuevas fases de desarrollo y demostrar que se trata de procedimiento seguros para los seres humanos y que ayudan a mejorar la condición de las personas.

“No son milagros”
Para el experto no se trata de hacer milagros, sino recuperar funciones a través de un tratamiento neurorrestaurativo, multifactorial, intensivo y personalizado, basado en el principio de la neuroplasticidad, para lograr la recuperación estructural y funcional del sistema nervioso lesionado.

Tal es el caso de Pedro Solís, un niño que llegó a Cuba hace tres meses, y que únicamente podía andar de “puntillas” y a prisa para no caerse como consecuencia de un daño neurológico que lo afectó desde la etapa gestacional. No había esperanzas de rehabilitación hasta que llegó a la isla.

Pedro Solís fue examinado por un equipo médico que recomendó una intervención quirúrgica en los tendones del tobillo. Hoy, Pedro Solís ya no puntea y camina. Intenta jugar futbol y quiere aprender karate. “Todo eso de forma lenta, claro, pero la grandeza está en que ya puede valerse por sí mismo”, refieren sus padres.

Otro caso es el de Jesús Sergio que sufrió un accidente automovilístico mientras viajaba por la carretera Ensenada-Tecate; sufrió graves daños en la médula espinal que le provocaron una paraplejia. A una lesión primaria se sumó otra, en el momento en que ya lesionado, auxilió a sus amigos.

Después lo operaron. Estuvo 20 días inconsciente. “Al recuperarme tenía puesto un corsé enyesado.No tenía entonces control de esfínteres,y ninguna sensibilidad en mis piernas.Luego de siete años llegó al Ciren donde diseñaron una estrategia para que su patrón de marcha fuera funcional,lo más cercano posible a la marcha fisiológica.Hoy Jesús Sergio ya camina.

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